Hola Amigos; un pequeño grupo,ya hemos comenzado la nueva temporada, para ir haciendo piernas nos hemos ido desde el Pontón de la Oliva hasta la Presa de la Parra.
Para que veáis lo bonitos que son estos parajes os mostramos un pequeño vídeo y así os ponemos los dientes largos...
Un abrazo
a.Astorga
Hasta principios del siglo XVII, Madrid, a pesar del
rio Manzanares, siempre de escasas aguas, y de algún que otro arroyuelo,
se bastaba para abastecer de agua potable a su población. Cuando
Felipe II decidió instalar la Corte en la Villa y convertirla en capital
del reino en 1561, la ciudad no llegaba a las 15.000 almas.
Aunque hubo diferentes proyectos para abastecer de
agua a Madrid desde mediados del siglo XVIII, no sería hasta 1848 cuando se
aprobase un proyecto provisional de abastecimiento con aguas del río Lozoya.
Finalmente, en 1851, Bravo Murillo presentó en las Cortes el
proyecto de los ingenieros de caminos Juan Rafo y Juan de Ribera
para la traída de las aguas a Madrid del río Lozoya..
La elección del lugar para construir la presa y el
trazado de la conducción de las aguas estaba condicionada por la distancia y el
caudal a transportar. Teniendo en cuenta que era necesario mantener un mínimo
de pendiente para que el agua llegase desde el embalse a Madrid hubo que
proceder a la nivelación geodésica entre ambos puntos. El lugar elegido en el Pontón
de la Oliva pareció lo suficientemente elevado para realizar las
conducciones con éxito. Los ingenieros Juan Rafo y Juan Rivera pudieron
constatar que entre el Pontón de la Oliva y la Puerta de santa Bárbara.
El mayor contingente de operarios estaba constituido por
mil quinientos presidiarios. Lucio del Valle, uno de los cinco
ingenieros de las secciones y que en 1855 se haría cargo de la dirección de las
obras, ya había utilizado reclusos en el tajo de la carretera de Cabrillas,
desde donde fueron trasladados al Pontón de la Oliva”.
“Tras obtener la autorización del Gobierno para la utilización de los
reclusos, el presidio se dividió en cuatro especialidades: taller de herrería,
para trabajos relacionados con las herramientas y accesorios de hierro; taller
de carpintería, para los utensilios fabricados con madera; taller de espartería
y cestería, para la elaboración de espuertas, cuerdas, cestos de mimbre,
aguaderas…; taller de guarnicionería y albardería, para la realización y
reparación de arreos y atalajes para el material de transporte”.
(Saraiva, Tiago. Ciencia y Ciudad. Madrid y Lisboa, 1851-1900.
Filtraciones
Sin embargo, las características del emplazamiento,
que inicialmente se valoraron como idóneas, acabaron por mostrarse
incompatibles para su función de retener el agua de la presa debido a continuas
filtraciones.
Ya en 1855, con las obras prácticamente acabadas, para intentar poner
remedio a este grave imprevisto, el consejo de administración del Canal decidió
nombrar al ingeniero Lucio del Valle responsable de la dirección
técnica de las obras.
Puesto manos a la obra, del Valle acometió una serie
de intervenciones encaminadas a obstruir los orificios de entrada y las grietas
del vaso de la presa por donde escapaba el agua. Se emplearon miles de sacos de
arcilla depositados en la base, que quedarían mezclados con guijarros, arena y
cantos rodados arrastrados por el propio rio. Aunque en un primer momento las
pérdidas disminuyeron, el remedio se reveló insuficiente. Saludos
DANIEL