En
un día frío y con nubarrones amenazantes en el cielo, nuestras andanzas fueron
en esta ocasión por el valle alto del río Lozoya, tierras que unos 300.000 años
antes que nosotros, ya habitara el hombre de Neandertal, como lo demuestran los
hallazgos paleontológicos allí encontrados.
Realizamos
una ruta rodeando el embalse de Pinilla, inaugurado en el año 1967, primer
embalse de los cinco existentes a lo largo del curso del río Lozoya. Este río,
afluente del Jarama, tiene sus fuentes en el macizo de Peñalara y es el
principal abastecedor de agua potable de la provincia de Madrid.
Comenzamos
en el pueblo de Lozoya, situado en la Sierra Norte de Madrid, rodeado por la
Sierra de Guadarrama. Caminando por la margen izquierda del arroyo de la
Fuensanta, de aguas cristalinas y saltarinas, tomamos el Camino Natural del
Valle de Lozoya, en dirección noreste. El ramal principal de este camino tiene
su comienzo en el puente del Perdón en Rascafría y termina en Buitrago de
Lozoya.
El
pico de El Nevero perteneciente a los Montes Carpetanos, haciendo honor a su
nombre, ya lucía las primeras nieves del año. Alcanzamos el mirador llamado del
Valle, desde donde se contempla una vista general del embalse, de los Montes
Carpetanos a la derecha, de la Sierra de Canencia a la izquierda y al frente en
días despejados, se observa el pico de Peñalara.
Continuamos
hasta la puerta de entrada a la Presa y después de caminar por la carretera que
da servicio a la misma y cruzar un puente sobre el río Lozoya, llegamos a la
Hoya de Encavera, zona de prados y de abundante vegetación, donde predominan
los robles, en la margen derecha del río.
Tras
dejar a nuestra derecha la Presa, tomamos una senda en dirección suroeste,
rodeando el embalse camino de Pinilla del Valle. Antes de llegar al pueblo,
pasamos por la entrada del Valle de los Neandertales, yacimiento arqueológico
del Paleolítico, que abarca desde el último tercio del Pleistoceno Medio, hasta
mediados del Pleistoceno Superior (entre 300.000-40.000 años antes de la
actualidad). Enclave de especial importancia para el estudio de dichos
homínidos, de su modo de vida y su relación con el medio. Después de cruzar de
nuevo el río, llegamos a Pinilla del Valle, donde terminamos la ruta.
Pese
al frío y al viento reinante, que hacía que la sensación térmica fuese aún más
baja, la belleza del embalse y el entorno del lugar en que se encuentra, hizo
que disfrutáramos de una salida excelente …
Isaac
Fenomenal trabajo fotográfico de Encarni. Muchas gracias.