Una
vez más la Sierra de Guadarrama, con los Montes Carpetanos al fondo, fue el
bello marco de nuestra ruta desde el Puerto de la Morcuera hasta el Puerto de
Canencia, dos pasos de montaña dentro de esta sierra madrileña.
Iniciamos
la ruta desde la carretera M-611, que discurre entre las localidades de
Miraflores de la Sierra y Rascafría, traspasando la portilla que da acceso a la
pista forestal GR-10, a una altitud de1.776 m y finalizamos en el Puerto de
Canencia a una altitud 1.509 m.
Después
de un suave descenso, cruzamos el arroyo de las Hoyuelas, para a partir de ahí
comenzar una tendida ascensión que nos llevaría a una encrucijada de pistas.
Continuando
la subida, tomamos la pista de la derecha, que nos conduciría dentro del bosque
de pinos silvestres. La segunda parte de la ruta, con el mismo escenario, ya fue
de suave descenso, disfrutando de bellas panorámicas del Valle de Lozoya y de
la Sierra de Ayllón y de un grupo de buitres, que sobrevolaron durante un
tiempo nuestras cabezas.
Próximos
a la Casa del Hornillo, centro de interpretación de la Naturaleza, desde hace
algún tiempo cerrado, pudimos apreciar los primeros ejemplares de abedules. En
este punto, una parte del grupo decidió continuar hasta la Chorrera de
Mojonavalle, cascada de 30 m de altura, debida al arroyo del Sestil del Maíllo,
afluente del río Lozoya, que nace en la ladera del Pico Perdiguera.
Desafortunadamente
el caudal de la cascada en esta época es mínimo, por lo que no pudimos apreciar
la belleza que presenta en otros meses del año. Todos juntos de nuevo,
continuamos hasta el Puerto de Canencia, donde en su área recreativa
finalizamos nuestra marcha.
El
viento reinante en algunos momentos, hizo que la sensación térmica fuese más
baja de lo que era la temperatura real. Por otra parte, alguno de los oscuros
nubarrones amenazantes, por fortuna sólo quedaron en eso.
En
resumen, disfrutamos de una excelente ruta de montaña, en este marco
incomparable qué por su belleza paisajística, es la Sierra de Guadarrama y qué
al tenerla tan próxima, no siempre valoramos en su justa medida …
Isaac