Con
un cielo encapotado y gris que presagiaba lluvia en cualquier momento,
comenzamos en la villa de Somosierra, sitio donde en el año 1808 tuvo lugar una
de las más importantes batallas de la invasión Napoleónica, una ruta circular
por la Dehesa Bonita.
En
la vertiente oeste del Pico Cebollera, dentro de la Sierra Norte de Madrid, se
encuentra uno de los más hermosos bosques de la Comunidad, donde existen especies
arbóreas más propias de latitudes más al norte.
Comenzamos
nuestro caminar en la ermita de Ntra. Sra. de la Soledad y tras cruzar la villa
y la antigua carretera de la N-I, nos adentramos en la Dehesa. El otoño es la
estación ideal para visitar este bosque, pues los diferentes árboles de hoja caduca
que hay, tiñen sus hojas con una gran riqueza cromática, aumentando la belleza
del lugar.
Tras
una senda de subida y bajada llegamos al arroyo de la Dehesa. Como llevaba más
agua de la acostumbrada, debido a las últimas lluvias, tuvimos que improvisar
con troncos un pequeño puente que nos permitiera cruzarlo.
La
ruta continúa por una pista de subida continua y zigzagueante que nos lleva a
la fuente de la Fuenfría. En esta parte la flora más abundante se compone de
especies como avellanos, robles, acebos y abedules, variedad de escasa
presencia en la Región.
Al
ser este bosque una dehesa, se siguen realizando en este lugar labores de
aprovechamiento, tanto ganaderas como forestales, por tanto, no fue extraño que
en la ruta nos encontráramos con vacas pastando, caballos retozando o cabras en
busca de alimento.
Debido
al otoño y a las últimas lluvias caídas, pudimos observar abundantes variedades
de setas, como amanita phalloides, amanita muscaria y russula, entre otras.
Agradecemos a Angel sus explicaciones sobre micología.
Continuamos
subiendo por una senda entre cambroños, para alcanzar una pista forestal de
regreso, en cuyo entorno la especie dominante eran los pinos. La pista llana ya,
sigue por la ladera de la montaña y tras una pronunciada bajada, nos conduce
frente a la chorrera de los Litueros. Esta cascada de 40 metros de altura al
juntarse con el arroyo de las Pedrizas da lugar al nacimiento del río Duratón.
En
la ruta de regreso tuvimos que apretar el paso pues la lluvia arreciaba, pero esto
no fue obstáculo para completarla y poder disfrutar de la belleza de este
paraje …
Isaac
Una vez más me quedo perplejo con la magistral crónica que nuestro compañero Isaaz ha descrito con todo tipo de detalles de esta ruta.
ResponderEliminarEres un fenómeno compañero y cada día te admiro más.
Aunque la mañana amenazaba con lluvia, pudimos disfrutar de una belleza de naturaleza fantástica, el grupo como siempre genial, Ángel y Patricia son personas maravillosas.
ResponderEliminarLa comida en familia lo dejamos para otro día por inclemencias del tiempo.