Aprovechando
el tiempo bonancible, que este “otoño” nos brinda, esta vez nuestros pasos se
encaminaron hacia el barrio de Legazpi en el distrito madrileño de Arganzuela,
donde se encuentra el parque urbano de Enrique Tierno Galván, comenzado a
construir en 1985, durante el mandato del alcalde que le da nombre.
Este
parque honra la memoria del llamado “Viejo Profesor”, doctor en Filosofía y
Letras, catedrático de Derecho Político en las Universidades de Murcia y
Salamanca, uno de los fundadores del partido PSP (Partido Socialista Popular) y
alcalde de Madrid en su última etapa.
Surge
durante los años 80, al producirse la transformación de la zona del Cerro de la
Plata, que anteriormente era una cantera de grava y arena. Se diseñan
estanques, amplias praderas y caminos en una superficie de 45 hectáreas,
convirtiéndolo en un importante pulmón verde.
En
el recinto, se encuentran como elementos más destacados, una estatua en bronce
de este alcalde, realizada en 1988 por el escultor Francisco López Hernández,
el Planetario de Madrid, dedicado a la difusión de la Astronomía, un Auditorio
al aire libre y cuatro estanques artificiales enlazados entre sí por cascadas.
La
vegetación del parque está compuesta por árboles como cedros, álamos, enebros y
moreras y plantas aromáticas como el romero, lavanda o espino de fuego. En los
árboles anidan colonias de pájaros, tales como cotorras, carpinteros, mirlos o
currucas capirotadas, entre otros.
Comenzamos
la ruta circular dirigiéndonos hacia la estatua, que fue erigida por
suscripción popular, dos años después de la muerte del alcalde. Representa al “Viejo Profesor”, leyendo uno de
sus famosos bandos. Continuamos por la parte trasera del Planetario y tomando
el paseo principal, llegamos al Auditorio construido en forma de anfiteatro y
con capacidad para unas 10.000 personas.
Un
descenso en zigzag nos llevó a otra zona espectacular del parque, la de los
estanques. Apreciamos allí la belleza de sus vistosas cascadas y las formas
caprichosas del agua al caer, después de ser lanzada a diferentes alturas por
una variedad de chorros. Subimos de nuevo a la parte alta del parque y después
de cruzar el Auditorio, regresamos al punto de partida.
Una
jornada más, disfrutamos de una ruta tranquila y relajante, en otra zona verde
de Madrid, entorno natural propicio para ello…
Isaac

















































