En
esta ocasión nuestras andanzas nos llevaron al norte de la Comunidad de Madrid,
a espaldas de la Sierra de la Cabrera y frente al embalse del Atazar, donde
tiene su asentamiento el pueblo de El Berrueco.
En
este lugar comenzamos nuestra ruta, qué siguiendo la Senda de Genaro, marcada
como senda de gran recorrido GR-300, nos llevaría hasta el Pinar de Casasola,
punto final de la misma.
La
senda rodea el embalse del Atazar, el de mayor capacidad de almacenamiento de
agua de la región, con una capacidad de 426 hm3, quinto embalse en el sentido
de la corriente del río Lozoya, que proporciona más del 50% del consumo total
de agua de la provincia.
Por
un bello bosque típicamente mediterráneo, de encinas, quejigos y jaras, la
senda transcurre por la margen derecha del río y siguiendo el curso del canal
del Villar, canal puesto en servicio en el año 1912 con el nombre de canal
Transversal, que une el embalse del Villar con el depósito superior del Nudo de
Calerizas (Torrelaguna), teniendo una longitud de 16,7 km.
La
pista forestal, en buen estado, es cómoda sin grandes desniveles y nos permitió
contemplar las construcciones hidráulicas del canal asociadas al suministro de
agua desde el embalse, como fueron las almenaras de La Tejera y La Alameda, que
proporcionan la regulación del caudal del agua que circula por el canal del
Villar.
Continuando
la senda y siempre disfrutando del agradable olor que nos proporcionaron
plantas aromáticas, como tomillo, romero y espliego, alcanzamos la Central Hidroeléctrica
del Villar, inaugurada en 1991, cuyas turbinas son impulsadas por los caudales
que se desaguan al río.
Después
de una bajada pronunciada, cruzamos la presa del embalse del Villar, en el
curso bajo del río Lozoya, el embalse más antiguo de toda la región, inaugurado
en el año 1873 y con una capacidad de 23 hm3.
Desde
esta presa se tienen unas vistas espectaculares del enorme desnivel de la misma,
de la garganta del río y de un acueducto próximo al dique del embalse, que
permite al canal atravesar el río hasta la margen derecha, por donde transcurrirá
en todo su recorrido.
Tras
una subida pronunciada llegamos al pinar de Casasola, zona verde de pinos
resineros, encinas, quejigos y álamos, donde finalizamos la ruta. Día soleado, buena
temperatura para estas fechas, senda tranquila, que ayudaron a disfrutar del
bosque mediterráneo, de las espectaculares vistas de la garganta del río Lozoya y de los embalses del Atazar y del Villar …
Isaac
Qué interesante la crónica, Isaac. Gracias a toda la Mesa de Senderismo por vuestro trabajo, a los guías, a los fotógrafos y a todos los compañeros por un día tan estupendo. Un abrazo.
ResponderEliminar