La
Vía Verde del Tajuña discurre en paralelo a la margen izquierda del río y sigue
el trazado del antiguo ferrocarril de vía estrecha del Tajuña, también conocido
como Tren de Arganda, según dicho popular, “que
pita más que anda”.
Esta
línea formaba parte de un proyecto más ambicioso, que pretendía unir Madrid con
el bajo Aragón, pero su construcción no pasó de Alocén en la provincia de
Guadalajara. Partía del parque madrileño del Retiro y estuvo funcionando hasta
el año 1953.
Nuestra
ruta se centró en el tramo de Mondéjar hasta Ambite, parte de la vía verde que
une las comunidades de Guadalajara y Madrid mediante un camino de tierra, el
resto de la vía se encuentra hoy asfaltada.
El
trazado discurre en un entorno de gran valor paisajístico, con el bosque
mediterráneo y la encina como protagonistas, no faltando tampoco pequeños
bosques de ribera, donde los chopos marcan el fluir del río. Se conservan también
obras de ingeniería ferroviaria, como el viaducto que permite salvar el barranco
de La Perdiz.
Comenzamos
la ruta en la villa de Mondéjar, cruzando su Plaza Mayor de estilo castellano,
con soportales, donde sobresale la iglesia de Santa María Madgdalena, siglo
XVI, de estilos gótico y renacentista. Después de cruzar el Arco de la Villa,
nos dirigimos a la ermita de San Pedro del siglo XVI.
Antes
de tomar la vía verde, pasamos por las ruinas del convento franciscano de San
Antonio, una de las primeras construcciones de estilo renacentista en España,
mandado construir por Iñigo López de Mendoza, II Conde de Tendilla y I Marqués
de Mondéjar, a finales del siglo XV.
De
lo conservado, destaca la portada plateresca con la imagen de la Virgen con el Niño
en brazos y en el interior de la iglesia tres escudos, el del centro con la
cruz de Jerusalén, título del cardenal Mendoza, tío de Iñigo, el del lado derecho,
escudo de la casa de los Mendoza y el de la izquierda, el escudo de armas de la
segunda esposa, Francisca Pacheco.
Disfrutamos
de una ruta cómoda, con ligero descenso y buen firme de tierra, dentro de un
paisaje excepcional. Por suerte, además tuvimos un día soleado que compensó la
baja temperatura de las primeras horas de la mañana.
Finalizamos
en Ambite, en la antigua estación de ferrocarril, contemplando en frente, al
otro lado del valle, el palacio barroco del siglo XVII de los marqueses de Legarda,
que conserva todavía hoy una encina milenaria…
Isaac
Nunca agradeceremos bastante a esta Mesa de Senderismo el trabajo constante para que este grupo funcione. Sin vosotros no sería posible. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarUna ruta preciosa.
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