Quiso
el destino, que el mismo día en que se cumplían 532 años desde que el primer duque
de Medinaceli, don Luís de la Cerda, escribió a su tío, el Cardenal Mendoza,
una carta donde le informaba del descubrimiento de América, por parte de Cristóbal
Colón, nosotros visitábamos el lugar desde donde se escribió, Cogolludo.
Este
primer documento de la llegada a las Indias, se conserva en el Archivo Nacional
de Simancas y está fechado en Cogolludo, el 19 de marzo de 1943. Cristóbal Colón
antes de partir, estuvo alojado un tiempo en el palacio del duque, en el Puerto
de Santa María y cuando de regreso del primer viaje, llegó a Lisboa, escribió
una carta al duque que estaba en Cogolludo y dos a los Reyes Católicos, que se
encontraban en Barcelona, informando de la buena nueva.
Cogolludo
que durante dos siglos había estado en manos de la Orden de Calatrava, a partir
del siglo XV pasa a ser señorío de los duques de Medinaceli. El primer duque
manda construir la joya de palacio renacentista, de estilo florentino, que
visitamos, con la intención de que fuera habitado por su hija Leonor casada con
Rodrigo de Mendoza, hijo mayor del Cardenal.
La
plaza Mayor, fue otro de los rincones que no podíamos dejar de admirar. Con
diseño del siglo XV, presidida por el palacio y el ayuntamiento, conserva su
diseño rectangular. Plaza típicamente castellana de casas con soportales.
En
la parte alta de la villa se conservan las ruinas de su castillo calatravo y la
iglesia de Santa María, construida en el siglo XVI, de tres naves, con bóvedas
de crucería góticas y esbelta torre rematada por chapitel. En su interior, se
encuentra un cuadro de José Ribera, regalo del duque, con clara influencias de
Caravaggio, “Jesús despojado de sus
vestiduras”.
Como
último monumento, visitamos la iglesia de San Pedro, edificada a mediados del
XVI, sobre una iglesia románica anterior, su interior muestra un estado
impactante de las huellas de la Guerra Civil en Cogolludo, completamente
destruido y congelado al año 1937, como resultado del saqueo y la barbarie de
la contienda.
En las últimas visitas culturales, ya se va convirtiendo en algo habitual, terminar con una comida, dentro de un ambiente de armonía y celebración, y así fue en nuestro
encuentro con la que se ha dado en llamar la “Florencia de Guadalajara” ...
Isaac
Una salida estupenda bonita y cultural, nos respeto el día que fue esplendido, como siempre lo pasamos muy bien.
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