Teníamos
previsto en esta jornada realizar una ruta por la Dehesa Bonita de Somosierra,
pero debido a la previsión meteorológica de temporal y lluvia en la zona,
decidimos por precaución, hacer una marcha por la ribera del río Jarama,
concretamente entre las villas de Valdetorres y Talamanca.
Comenzamos
la ruta en la plaza de la Constitución de Valdetorres, donde se encuentra el Ayuntamiento
y la Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, bajo un cielo encapotado y con
nubarrones, que hacían presagiar la compañía de la lluvia en cualquier momento.
Por
una vía pecuaria de tierra, conocida como Camino de Madrid, en buen estado para
las lluvias caídas en la noche anterior, nos dirigimos en dirección a la ribera
del río Jarama. Pronto encontraríamos los restos de una Villa romana del siglo
IV d.C.
Aunque
no se sabe con seguridad su uso, se piensa que esta construcción fue una “mansio”, albergue o posada para los
viajeros que iban a los cercanos asentamientos romanos de Talamanca y
Complutum.
La
Villa fue descubierta en el año 1978, cuando un agricultor trabajando la
tierra, encontró una escultura en mármol negro que representa a un tritón. El
edificio tiene en el centro un patio octogonal, con un peristilo alrededor, al
que dan las diferentes habitaciones de la casa.
El
camino continúa por la margen izquierda del Jarama, con un paisaje típicamente
de ribera, donde predominan chopos, con un color amarillento propio del otoño,
tarays y arbustos como la retama.
En
este ambiente y chispeando, llegamos a la Charca El Soto, donde el agua del río
está embalsada, formando un lago. La fina lluvia, por fortuna pronto cesó y
pudimos continuar nuestro camino hacia Talamanca del Jarama.
Entramos
en la Villa, final de la ruta, contemplando lo que queda de la muralla de época
musulmana y entrando por la puerta conocida como de la Tostonera, también de la
misma época.
La
lluvia seguía sin aparecer, el recorrido no había sido demasiado largo, por lo
cual, decidimos completar el día con un itinerario cultural por el municipio,
consistente en el ábside románico-mudéjar de la ermita de los Milagros, la
iglesia románica de San Juan Bautista, la Cartuja del siglo XVII y finalmente
el puente romano.
Pese
a nuestros temores iniciales por el cielo amenazante, al final pudimos
disfrutar de una ruta cómoda, dentro con un paisaje otoñal, en la ribera de uno
de los afluentes más importantes del río Tajo…
Isaac



































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